lunes, 26 de mayo de 2008

El impresentable

De estos está el mundo lleno. Se puede ser impresentable por muchos motivos. Pero lo más común es que esta palabra se utilice en el mundo laboral. Suele ser un impresentable aquel que desquicia a los demás, generalmente por lo mucho que les hace esperar y el poco caso que les hace.
Proveedores que sirven tarde, o con el pedido mal entregado o incluso ambas a la vez suelen ser calificados también como impresentables.

Lo mismo podemos decir de aquellas personas que no te devuelven la llamada, pese a ser tú el interesado en que ésta se produzca. Ejemplo: Estás esperando que te envíen un presupuesto, o que te den una respuesta comercial. Dejas pasar un tiempo prudente. Llamas para interesarte por TU asunto, y el interlocutor te comunica que la otra persona no puede atenderte por cualquier motivo. Hasta aquí, nada que objetar, porque evidentemente uno no se pasa la vida esperando al prójimo. Pero resulta que a pesar de haberte pedido tu nombre y tu teléfono para que te devuelvan la llamada, nunca se produce esta devolución y finalmente tienes que ser tú quien haga la famosa llamada. Con la posibilidad de que además, vuelva a repetirse todo lo anterior. De esta manera, se pierde el tiempo. Mucho tiempo.
¡Cuántos negocios y operaciones comerciales se han echado a perder por culpa de los impresentables!
¡Con lo fácil que es devolver la llamada, incluso si no están interesados, y decírtelo!

También hay mucho impresentable cuando nos fijamos en los horarios. ¿Quién no ha esperado más de lo deseado a ser recibido? No me refiero a las esperas en el centro de salud, que esas ya vienen “predeterminadas por el sistema”. Me refiero a las entrevistas: laborales, comerciales, sociales, etc. De todo tipo.
Muchas personas consideran que hacer esperar al invitado forma parte de la liturgia del poder: “cuanto más me esperes, más poder tengo sobre ti”. Pero realmente lo que se produce es una especie de “revolución” en la opinión que tiene de “el poderoso” el que tiene que esperar que tenga a bien rebajarse y atender su compromiso: “Cuanto más te espero, más ganas tengo de que fracases, de quitarte de tu puesto, de que no tengas éxito, de que te hagan a ti lo mismo, de que pierdas algún negocio o algo importante con alguien que te trate como tú haces con los demás”.

Como los estados de ánimo influyen de forma determinante en el trato con las personas, hacer esperar al prójimo es una estupidez. Cuando buscamos el éxito en lo social, lo personal, lo menos indicado es irritar a aquellos con quienes tenemos que relacionarnos. Y eso es justo lo que se consigue con “ser un impresentable”
La reputación que obtienen aquellos que hacen esperar, que no devuelven llamadas, que no saludan, que te ignorar, que no se comportan de forma civilizada, es la más detestable de todas.
Es lo que supone ser un impresentable.
¿Quién quiere ser un impresentable?

4 comentarios:

Julio dijo...

Te respondo con dos preguntas: ¿Cuándo?, ¿Con quién?. Y añado otra más: ¿quién no ha sido alguna vez un impresentable?. Yo confieso: lo soy. Al menos, alguna vez lo he sido. Y no me fustigo por ello, es más, creo que alguna vez lo volveré a ser. Y para justificarme me remito a tus dos artículos sobre la hipocresía … “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, J.C. dixit.
Ánimo con el blog Adrian!!!
Seguiré polemizando ;)
Chistu

Adrián Pina dijo...

Yo también debo confesar que alguna vez me he comportado asi.
Pero no me refería a los "alguna vez" sino a los que hacen de la impresentabilidad su tarjeta de visita.
Espero impaciente las polémicas que consideres oportunas.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Manuel Lobo Parra dijo...

Si algún día se pudiera contabilizar las pérdidas que provocan "los impresentables"...

Esos señores, la mayoría "jefazos" en sus empresas provocan prédidas de millones de €, pero no solo a sus empresas que representan, sino a toda la Sociedad.

¡Esto si merece una campaña para acabar con ellos!

Un saludo y espero pasarme más por tu blog.

mlobotar.blogspot.com