lunes, 30 de junio de 2008

¡En menudos charcos se mete!

Resulta que siempre actúa al contrario de cómo dice que lo hace. Quien practica esta virtud, es generoso. Y nada mas lejos de la realidad. Incluso llegó a chantajear a los ayuntamientos para que cedieran-vulgo regalaran-suelo público y así poder adjudicárselo a sus amigos alienadores de niños-y niñas, que aquí las aulas no son mixtas-. Ella, siempre tan “generosa” a cambio construiría los colegios o institutos públicos tan necesarios como deseados en el ayuntamiento que se plegara a sus deseos. Y todo esto, camuflado ante los ojos de la opinión pública, como una “mejor y mayor oferta educativa a los padres y madres de la región”

Quien practica esta virtud, también es comprensivo. Todo lo contrario, por más y más datos fehacientes y reales, constatables, mensurables, plausibles no fue capaz de aceptar que en Torrejón de Ardoz hace falta un hospital que de servicio a sus vecinos. Y finalmente, cuando el agua le llegaba al cuello, tuvo que prometerlo, sopena de no obtener los votos deseados.

Esta virtud es la liberalidad, o lo liberal, como prefiráis. Y me refiero a Esperanza Aguirre, que dice que es liberal cuando sus obras afirman precisamente todo lo contrario. Y su lista de “liberalidades” se ha visto estos días más reforzada aún si cabe.

A su querido amigo y protector mediático, Federico Jiménez Losantos-CADENA COPE- lo ha dejado en la estacada en su reciente juicio. Él-liberal de toda la vida- que pensaba que ella apoyaría sus locas tesis sobre la “libertad de expresión”.

A su siempre defendido exconsejero de Transportes Manuel Lamela, artífice del desastre de Leganés y el problema con las sedaciones en enfermos terminales-son las cosas que pasan cuando se hace caso de informes y denuncias anónimas- ahora resulta que le sobra. Ella, que lo había mandado a la Consejería de Transportes para ver si así conseguía cargarse las redes de metro y de cercanías y finalmente, los ciudadanos de Madrid apostábamos por las autopistas de peaje, esas que son de las que “ el que quiera usar la carretera, que la pague”

A su querido exconsejero de Justicia Alfredo Prada, cuyo cese ha sido menos meditado que el beber agua. Pobre, no le ha dado tiempo a desmantelar el maltrecho sistema judicial de la región. Ahora tendrá que poner a alguien para que lo extermine. Eso si, antes de las elecciones de 2011, para no tener n
ada que destruir en la siguiente legislatura.

A Gador Ongil, exconsejera de Familia y Asuntos Sociales, que ha sido un magnífico muro entre las necesidades de miles de madrileños dependientes y la ley de dependencia y sobre todo, los recursos procedentes del gobierno central.

Lo peor de todo es que no ha cesado a su departamento de propaganda, mentiras y manipulaciones. Por lo que me temo que tendremos Esperanza Aguirre en el gobierno regional para rato. Por que al pueblo, al administrado, resulta que le gusta esta mujer. Resulta que el pueblo se cree que es cierto que el que quiera usar una autopista, que pague por ella. Resulta que el pueblo se cree que el médico es mejor el privado porque así no hay extranjeros;
y lo mismo le pasa al pueblo cuando le hablan del colegio de los niños: que se cree que es mejor uno privado para que sus hijos no se junten con “chusma”
La ley de Dependencia no se desarrolla porque Esperanza Aguirre no quiere. Pero su departamento de propaganda, mentiras y manipulaciones hace creer a muchos que es Zapatero el malvado masón el que no quiere ayudarlos.

El prometido hospital para Torrejón es, por ahora, como lo era Armada en Zarzuela el 23-f, que ni está ni se le espera. Las plazas de escuela infantil, ahora se multiplican gracias a su mierda de decreto aprobado con el rodillo parlamentario. Pero lo que no se multiplican son los fondos destinados a ella, ni los requisitos mínimos para atender menores de 0 a 3 años.

Podría estar mucho mas rato hablando de sus logros y de su "liberalidad" pero si os fijáis en ella, veréis que lo hace cada día mucho mejor que yo.

Y eso que es liberal. Que si llega a ser de derechas...

Por cierto, buscad en el diccionario de la RAE, a ver lo que dice que significa “liberal”

jueves, 19 de junio de 2008

Lo pequeño se hace grande

Estos días ando bastante liado con el montaje de la caseta de la peña a la que pertenezco. Se trata de una de las peñas con mas solera de Torrejón: la peña los Calderos. Aún recuerdo cómo se fraguó la misma.

Cuando era pequeño, solíamos ir a pasar los sábados o domingos del verano a la piscina Lucky Star del vecino municipio ducal de Loeches. Entonces, varios de los amigos de mis padres junto con sus hijos nos acompañaban. Recuerdo nítidamente ir con mi padre a la vieja casona de puerta verde que había en la calle Manuel Sandoval a comprar hielo en bloque. Entonces no había esas máquinas que hacían cubitos y las ponían en las gasolineras. Luego lo llevábamos a casa y metíamos en una vieja nevera amarilla. Esta nevera tenía que ser cerrada con pulpos en lugar de sus propios cierres, pues mi madre metía tantas cosas todas ellas riquísimas que no había otra manera de transportarlo sino así.

También teníamos que cargar con las butacas reclinables para tomar el sol, que eran rojas y blancas y pesaban un motón para un par de muchachos de 9 y 7 años. Estos días de verano, de “voyage voyage” escuchado bajo el agua, de sol y polos colajet- siempre buscando el palo para tomar otro gratis- fueron propicios para que naciera la peña. Se barajaron muchos nombres, como “las tortugas” pero al final, mi tío Pepe pensó que podíamos tomar los calderos que definen a nuestra ciudad según su blasón y llamarnos “los calderos”. Parece ser que la calderera era una industria boyante en Torrejón siglos atrás.

A lo largo de los años, la peña fue definiéndose como lo que es hoy: un grupo de amigos sólido y estable, con vocación de hacer cosas grandes. Y una de las cosas grandes que siempre ha hecho han sido las casetas para las fiestas populares.

Entonces, cuando nació allá por el buen 1984-menos mal que Orwell equivocó la fecha. El gran hermano tardará algo en llegar- las peñas no tenían un lugar estable, y cada una hacía lo que podía. En lo que hoy es la cafetería Jayma de la calle los Curas había un gran corralón que un día fue lugar de alegrías, vino y jolgorio. No recuerdo el nombre de aquella peña, pero seguro lo pasaban en grande.

Poco después, el ayuntamiento montó unas estructuras metálicas a modo de Partenón griego, pero con menos columnas. Y prestaba a cada peña el espacio para que durante los días de las fiestas, montasen allí su lugar de ocio y pudieran darse a conocer a los demás vecinos. Nuestra peña pensó que sería bueno hacer algo diferente, y comenzaron los diseños de casetas espectaculares. La caseta del oeste, con sus puertas abatibles y el “saloon” colgando sobre nuestras cabezas; la casa china, con sus farolillos rojos y tejados con aleros puntiagudos; la choza de la selva, con sus paredes de caña; el miedo, con la capa de drácula dando entrada al valiente; La Santa María, que nos llevó a todos de nuevo hasta Guanahaní en el 92;

Me gusta considerar-todo ello de forma muy personal- a estas casetas como una primera fase. Todo se montó en el entonces conocido como Campo del Afa o incluso “campolafa”. Cuando las peñas se trasladaron al recinto ferial, donde están ahora, vino lo verdaderamente grande. Aquí construimos una réplica cómica del templo de Debod, pero donde no faltaba las puertas dinteladas y tampoco las esfinges tetudas. Revivimos la gloria del Cid con un majestuoso castillo de imponentes torres del homenaje. Un faro guió nuestro rumbo hasta alegría total. Un circo nos hizo reír junto a los payasos.

Y ahora estamos con una discoteca de la era dorada. De la época de Nasville Nash, de Cool and the Gang, the Bee Gees, de Tony Manero. Y entonces es cuando lo pequeño se hace grande. Son pequeñas cosas, muchas veces retales de otras que un día fueron útiles, pero que engrandecen a la peña, y también a quién como yo la lleva dentro. Y a mi me toca la parte eléctrica y sonora. Es una responsabilidad saber que de mí dependen las cervezas frías, los pinchos morunos, los montaditos de lomo, la fiebre del sábado noche. Todo ello pasará por mis manos para que esté listo y en marcha. Tan solo son cables, podréis pensar. Y es verdad, que solo son cables. Si fuera otra cosa, no se de dónde sacaría esos preciosos 220 voltios tan pegajosos que animarán los serpentines, las cámaras, la luz del baño.

Es algo difícil de explicar. Pero creo que yo lo he hecho ya. Y quién quiera más explicaciones o aclaraciones podrá preguntármelo en directo estos días. Del 20 al 24 de junio. En el recinto ferial, en la caseta de la peña los calderos.

jueves, 12 de junio de 2008

Infinito

Miraba con ojos angustiados hacia todas las flechas que marca la rosa de los vientos. Una potente luz brillaba, mas no era el sol. A duras penas podía mirar hacia el cielo para tratar de averiguar de dónde provenía aquella luz, pero no conseguía distinguir nada, y nada es lo que había.
Se acercaba hacia el norte, se aproximaba el horizonte, pero tan solo la llanura yerma esperaba cada vez más lejos. Decidió probar hacia el sur, donde siempre se espera la alegría. Pero allí tampoco había nada. Ni un rastro de bares con palmeras, combinaciones con palmerita o bailarinas con ukelele para decirle “aloha” al tiempo que le colgaban el collar multifloral.
El misterioso Oriente le tentó, y se arriesgó abandonando el sur. Ninguna de las casas con aleros en eterna plegaria estaba alli para darle cobijo. Los farolillos rojos parecían una bruma en sus sueños. Ni siquiera la Gran Muralla, tantas veces oída y siempre anhelada le impedía continuar. En el Misterioso Oriente tampoco había nada.
Recordó entonces las aventuras de los siglos XV y XVI. Tornó hacia el lejano Oeste. Los ferrocarriles “caballo de hierro” echaba humo en su cabeza, al tiempo que los plumados penachos sioux esperaba agazapados para preparar la emboscada y quitarle los pocos víveres que consigo portaba. Tampoco escuchó las trompetas del siempre oportuno Séptimo de caballería. Custer llevaba tiempo descansando con sus botas puestas.
Nada. Había recorrido todos los puntos cardinales y seguía sin encontrar nada.
Pero una extraña fuerza le obligaba a proseguir la Gran Búsqueda. Trató de indagar aun más, de llegar a donde nadie había llegado antes. Y entonces cambió un poco la posición. Se apuntó a la expedición Amundsen al polo norte, con la esperanza de ganar esta vez a Peary. Pero no encontró a ninguno de los dos. Ni siquiera a los siempre bravos perros husky. Ni rastro del campamento base.
Probó fortuna con el polo sur, pero tampoco. No pudo salvar a Amundsen. Aunque esta vez sí había ganado su carrera en ser el primero, no pudo salvarle. Lo único que pudo hacer fue imaginar su victoria, clavando la enseña noruega en el duro y frío suelo antártico. Tampoco encontró nada aquí.
Tan solo le quedaba buscar en el techo del mundo. Buscó y buscó, y cuando por fin creyó haber encontrado a Hillary y a su inseparable Tsensing, todo se desvaneció. Ni tan solo el celebérrimo abominable hombre de las nieves estaba allí para devorarlo. En aquellas montañas no había nada.
Cuando volvió a su punto de partida, trató sin éxito de hallar la razón por la cual no había nada. Y seguía sin haber nada.
Nunca se dio cuenta hasta entonces de que no había nada porque nada podía haber en un folio en blanco. Tan solo la imaginación del escritor, ora tocada por las musas ora dejada en la estacada. Y sin ella, no había nada. Nada que encontrar, nada que decir, nada que escribir...
¡Qué grandes son los folios cuando no se te ocurre nada que escribir!

jueves, 5 de junio de 2008

El gran concierto

Tengo la suerte de contar entre mis familiares con 2 músicos. En el pleno sentido de la palabra. Porque músico es el que hace música ¿no? –ver RAE- El caso es que los dos llevan más de diez años dedicados a la música. Su estilo es claro, sencillo, melódico, sólido, contundente, pegadizo, inmemorial.

Uno de ellos comenzó en los tiempos del instituto. Su primera guitarra tenía nombre de marca de automóviles, y tenía un sonido peculiar. Sobre todo cuando la conectaba al viejo amplificador INTER stylo 30- otra maravilla restaurada fruto de mi esfuerzo electrónico-. Cuando sonaba algún acorde y acercaba el instrumento a los altavoces, se producía el efecto doppler, con la inesperada y a la vez deseada consecuencia de que se distorsionaba el sonido y se acercaba a lo tocado por las más conocidas bandas de rock.
Después vino la primera guitarra española, la primera academia de música y el primer concierto: en la extinta discoteca Bachatta y con la banda KARISMA. Todo un éxito. Y con sólo 17 años.

El otro comenzó probablemente mucho antes, en los tiempos del colegio. Se juntaba con amigos de clase en su casa, metidos en su pequeña habitación de camas plegables y comenzaban los ensayos. Su hermano aporreaba una caja de madera, de esas que solían usar los pescaderos antes de que alguien les engañara con el porexpan. Con esto conseguían la batería. Uno de los amigos daba pellizcos a las cuerdas del bajo negro que tenían recién comprado. Y él se dedicaba a cantar a Osiris, dios de los muertos. TOTEM se llamaba aquella banda de rock. De los tres amigos, tan sólo dos continúan en esto de la música.
Uno de ellos es compositor de artistas de reconocido prestigio y máxima actualidad. Y mi familiar prefirió tener su propia banda . Su primer concierto tuvo lugar a sus 16 años en una abarrotada plaza de su pueblo. Años después repetiría llenazo, pero esta vez en el campo de fútbol y como teloneros de Celtas Cortos, nada menos. De aquellos días aun queda el recuerdo de la ciudad que les vio nacer a ambos, que les acogió y que les llenó de público los conciertos: “ es Torrejón...”

Ahora, “diez años después” vuelven a la carga. El tiempo ha pasado y finalmente, ha unido sus trayectorias musicales para elaborar un proyecto común. El que comenzó con la guitarra ahora se encarga del bajo. Y el otro sigue cantando, pero ya no a Osiris. Esta vez hay temas de transfondo social. Nuevamente Torrejón alojará a este par de músicos y a su banda. Nuevamente, volveremos a vibrar con sus canciones. Nuevamente, la magia de la música fortalecerá nuestra fraternal amistad. Nuevamente sabré, que estando como estoy tan cerca de sus corazones, la música sonará diferente para mi. Sólo yo podré disfrutarla como nadie más podrá. Y nuevamente, será el concierto del siglo.

¡Arriba!

Por cierto, el concierto será este sábado a las 20 horas en el recinto ferial de Torrejón de Ardoz. La banda es Rockside. Por si queréis acudir.

martes, 3 de junio de 2008

Reparar o desechar

¿Alguna vez os habéis preguntado a dónde irá a parar toda la basura no orgánica que generamos? Me refiero a la multitud de cositas y cosas que son tiradas diariamente a la basura- para mi artículo no haré diferencias sobre si se tiraron en el punto limpio o en la calle- sin ninguna impunidad.

Llevamos varias décadas desprendiéndonos alegremente de todo aquello que no nos es útil, sin preocuparnos de su posible utilización por otras personas o incluso por su reciclado. Hace unos años encontré tirados en la calle un buen par de altavoces para frecuencias agudas- también conocidos como “tweeter”- y a mi me pareció casi milagroso. Sin pensarlo los llevé a casa y desmonté. No tardé en averiguar cual era la avería que les había llevado a tan inmundo lugar y los reparé. Entonces, bajé al Ford Fiesta 1.1 ghia que usaba yo por aquel entonces-con el permiso de mi madre, verdadera dueña del coche- e instalé los altavoces. El pobre radio casette estéreo MX-Onda parecía otro. Nunca supuse cómo unos buenos altavoces pueden convertir la fuente sonora más humilde en el más precioso de los equipos de alta fidelidad. Y todo, partiendo de productos encontrados en la basura, desechados como inútiles.

A donde quiero llegar es que este ritmo de destrucción/compra de aparato nuevo para sustitución es insostenible. Con los materiales plásticos con que se fabrican todo tipo de aparatos que luego son desechados sólo se contamina. Su tratamiento es realmente costoso. Y sin embargo, muchas veces estos aparatos pueden seguir dando servicio, y desde luego, pueden estar en sitios donde no contaminen. Además, cuando reparamos un aparato, en lugar de comprarlo, contribuimos a que se fabriquen menos unidades de productos nuevos. Que conste que no estoy en contra de la investigación y del desarrollo tecnológico, todo lo contrario. Pero creo que nosotros como sociedad deberíamos cambiar nuestra mentalidad.

Recientemente, Hewlett Packard hizo completamente imposible que yo reparara mi impresora de su marca, por una pieza similar al martillo de los oídos de los seres vivos y cuyo coste no es superior a 3 €. Pero hete ahí que HP no quiere vender repuestos. Ellos prefieren que compres otra impresora, cuyo coste medio puede ser de 80€, a que repares la tuya. Esto llevará a que la tires a la basura o al punto limpio, y a que con ello haya otro trasto inútil tapando y contaminando la tierra. Siguiendo mi apuesta por las reparaciones, toqué todos mis hilos y finalmente, conseguí encontrar una empresa donde me vendieron la pieza defectuosa-realmente compré una impresora como la mía, pero rota- y reparé mi impresora. Con los restos de la impresora “donante de órganos”, hice lo que yo mismo propugno: se los dejé a la empresa para que otra persona pudiera aprovechar las piezas, en lugar de tirarla por inútil.

Continuando con mi apuesta, he reparado varios aparatos que no son baratos precisamente, pero he evitado que fueran a parar a donde nadie los necesita: un manos libres bluetooth para mi coche-que por cierto funciona perfectamente-, una PDA con la pantalla táctil rota, una mini cadena de música, un tocadiscos, un decodificador para Televisión Digital Terrestre TDT, un reproductor de DVD/VHS, varios de ordenadores, etc, etc. La lista es bastante larga.

La alternativa habría sido más consumo, más desechos, más degradación del medio ambiente. Por que todos estos aparatos eran necesarios y si no hubiesen sido arreglados, habría tenido que comprarlos.
Aunque yo tenga la suerte de poseer el conocimiento y los medios para reparar todas estas cosas, también están las tiendas dedicadas profesionalmente a ello. Tiendas que recomiendo a quienes no puedan hacer por si estas reparaciones pero que si compartan la necesidad de cuidar nuestro medio ambiente y nuestra economía. Porque a igualdad de precios, entre reparar lo usado o comprar lo nuevo, sin duda alguna me quedo con lo usado.

¿y vosotros?