miércoles, 19 de noviembre de 2008

El muro

Has luchado contra multitud de sucesos, cosas. Has vencido en todas ellas.
Lograste vencer a los gatos que acosaban vuestro metálico cubo de basura, en aquel lejano patio de la calle centenera.
Lograste crear una banda de rock, de “peludos maricas” que diría tu padre. Fabricaste a los 15 tu primera guitarra eléctrica. Lograste que sonara conectada a la vieja radio de válvulas, sin tener siquiera conexiones para ello, y que hoy aún ameniza las mañanas de tu hermano con su viejo sonido y su “onda pesquera”

Lograste hacer posible lo imposible, enchufando el soldador para que fuera calentándose mientras venía la luz, en aquel polvoriento taller de bobinado de motores y collejas al novato.

Lograste llegar a lo más alto empezando desde lo más bajo, ahí con tu mesa sobre los neumáticos general y disfrazado de botones Sacarino.
Lograste algo nunca reconocido, con tu definitiva contribución al voto afirmativo de la mayoría de alcaldes de la sierra para la creación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid. ¡Qué diferente sería hoy si te hubieran tenido en cuenta!

Lograste tu propio programa de radio, como siempre quisiste, y entrevistaste a lo más variopinto de la sociedad de entonces. Desde aquel viejo sereno hasta el siempre entrañable mago Rochi.

Lograste poner en orden los números del Servicio Oficial, batiendo el record de ventas de aquel año.

Lograste darle un aire intelectual al viejo y gran caserón de tu ciudad. Lograste reponerte del susto cuando tus hijos te hicieron aquella jugada de arrancar los logotipos de los coches aparcados en ese frío y desangelado aparcamiento.

Lograste darle un toque familiar al proyecto empresarial del restaurante en el polígono.

Lograste crear, junto con tus amigos y hermano, una peña que hoy es solera en la ciudad, tanto por el prestigio que supiste darle como por los años de actividad que ya lleva.

Lograste darle una nueva perspectiva, aún sin terminar, de la vieja caseta del pueblo.

Por eso, yo me pregunto ¿por qué? ¿Qué ha ocurrido para que este muro se levante a tu alrededor?
¿Por qué? ¿Qué te atemoriza? ¿Es que no sabes que no hay que preocuparse de las cosas, puesto que si tienen solución, ésta vendrá por si sola; y si no la tienen, no hay motivo de preocupación?

¿Qué ha sucedido para que se levante esta terrible muralla, que separa tu ser de tu yo?

¿Cómo puedo ayudarte a derribar esta pared, esta odiosa pared cuyo único fin es estorbar?

¿Quién se ha creído que es esta frontera, para interponerse entre tú y tú?

¿Cómo es posible que la vida te cambie tanto justo cuando no querías que cambiara? ¿En qué parte del contrato pone que a mitad del camino volverán a poner las barreras?

¿De quién es la idea de quitarte los pies cuando vas ganando la carrera?

¿Qué necesidad hay de apartarte de entre nosotros para ponerte al lado, pero a través de una pared de cristal?

¿Por qué?

Dime qué puedo hacer para sacarte de ti. Necesito que vuelvas a ti de nuevo, como siempre has sido y al mismo tiempo como nunca has dejado de ser. Porque debes saber que este muro, al igual que todos los que se hacen de ese modo, no tiene licencia de obra. Pero no es el Ayuntamiento, sino tú quien debe poner fecha y hora. Y aquí puedes hacerlo si tú quieres sin luz ni taquígrafos, por que en este caso no importa cómo se haga, sino que se haga. Y que se haga de una vez por todas. Sin más dilación.

Para que puedas volver a tu taller. Para que montes tu belén con clicks de famobil. Para que cantes el tachurubi y el villancico indio. Para que vayas a tu barrio a pasear un día cualquiera de esta navidad. Para que en la hoy desconocida ochava recuerdes las anécdotas de la purga del corazón. Para que sigas disfrutando de tu coche, aunque no le guste a Juan Luis. Para que puedas disfrutar de ti, de tu mujer y de tus hijos, de tu nieta, de tu hermano, de tu familia,

De una vez por todas ¡ABAJO CON EL MURO!