miércoles, 23 de febrero de 2011

En Libia no hay pirámides

No hace falta ser una lumbrera para saber que las pirámides están en Egipto. Por eso, aquí en Occidente, faro mundial de las libertades, la tolerancia, el multiculturalismo no haya sorprendido que los habitantes de Egipto se hayan levantado- a secas y sin armas-contra su último faraón.

Ese que, como entonces, prosperaba cuando prosperaban sus campos y también prosperaban cuando sus campos se agostaban. Ese que a pesar de las siete plagas no ve mermadas sus arcas, si no al contrario. Ese que no necesita mas que un poquito de revuelo con sus hermanos enemigos de Israel para poder hacer caja a costa de sus oprimidos ciudadanos. Ese que cuando ve que su pueblo se le echa encima, pide ayuda a su ejército; aquel que se ve sorprendido porque su ejército no le respalda, sino que apoya al pueblo al que defiende y del que procede.

Ese faraón que pide ayuda al emperador del mundo y obtiene una negativa. Un “te ha llegado la hora” “este es tu final”

Y nosotros, desde nuestros televisores planos con sintonizador digital de alta definición incorporado contemplamos la jugada viendo el telediario( en HD, por supuesto), aplaudimos y respaldamos la revuelta pacífica que el pueblo de Egipto emprende contra su tirano.

Ni siquiera los hermanos musulmanes, actual oposición del Régimen Mubarack (Ex presidente depuesto de Egipto), tan creyentes como son de la necesidad de un estado islámico han antepuesto su creencia a la imperiosa necesidad de liberación de todo su pueblo.

Y es que una religión por dogmática que sea no puede interponerse ante la avalancha libertaria, so pena de verse arrollada por esta.

Sin embargo, nuestra mente abierta, europea, occidental, tolerante, multiculturalista, nos impide hablar y aplaudir cuando el pueblo que se levanta contra su tirano es el pueblo libio.

¿será porque su tirano, el tirano a derrocar, controla el petróleo?¿o quizá el gas natural?

¿Tenemos que pedir permiso a los MIERDAS occidentales que controlan la economía para que, cuando sus arcas se llenan ante el temor a una escalada de precios del crudo en origen, podamos aplaudir la revuelta popular Libia?

¿Qué clase de valores decimos defender si tenemos dos varas de medir en función de si el pueblo levantisco tiene petróleo y gas o no tiene? ¿es que la libertad del pueblo Egipcio vale más que la del pueblo Libio?¿acaso el depósito de diesel de mi coche vale más a 1’219 en el Alcampo que la comida mensual de un colegio de 200 niños, que es lo que se puede comprar actualmente con el precio del barril de crudo?

¿Pero esto qué es?¿de quién somos faro? ¿a qué esperamos nosotros para exigir a Gadafi, lo mismo que a Mubarack que se largue de una vez?¿ A qué esperamos todas las naciones “libres” para exigir a nuestros gobiernos la misma contundencia en condenar las tiranías de unos y de otros?

¿Es que acaso nosotros nos hemos vuelto igual de tiranos que estos de los que se quiere librar el pueblo?

Ahora, más que nunca, surge con fuerza el grito liberador inventado por Karl Marx en el siglo XIX. Adaptado a los tiempos, vale, pero el mismo: ¡CIUDADANOS DEL MUNDO, UNIOS!

¿Será todo esto por que no hay pirámides en Libia?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adrián, genial este articulo y muy bien transmitido, esas preguntas también me las he planteado yo.
Dicen que cuando un grupo de personas, sin hablar entre ellas, tienen los mismos pensamientos, significa que las cosas cambiarán.

Adrián Pina dijo...

Estimado anónimo: estoy de acuerdo contigo, pero me gustaría saber tu nombre para poder contestarte adecuadamente.