Pues bien, Cuanta razón tiene esa
frase. El pasado día 28 de octubre de 2013, le anunciaron, le “descubrieron” que
tendría que luchar contra la bestia del siglo XX. Le indicaron también que la
ayudarían dándole a la bestia un mordisco quirúrgico que quizá afectaría a su
belleza, aunque harían todo lo posible para minimizar esa afectación.
No contentos con el mordisco,
también insistieron en ayudar con armamento químico, similar al que está
prohibido para acabar con los civiles cuando los dictadores piensan que su pueblo
se le ha tornado levantisco; por si fuera poco, resucitaron la vieja táctica
anti brujería de la quema en la hoguera y también le propusieron un ataque
radiológico.
Además, le dijeron que como iban
a combatir con todo, y que su bestia era insignificantemente pequeña como para
ser vista con los aparatos de medida actuales, no haría falta volver a examinarla
tras el ataque. Esto en sí mismo es un contrasentido, pues si la bestia es
pequeña, a cuanto de qué tanto despliegue militar.
Pero no nos desviemos. Porque su
vida ciertamente cambió por completo desde el mismo y fatídico día en que le
comunicaron la noticia. Cambió porque se acercó más a los suyos, y los suyos se
acercaron más a ella.
Cambió porque aprendió a valorar
cada minuto, cada segundo. Cambió porque aprendió a no dar importancia a
pequeñeces cotidianas; cambió porque fue capaz de aceptar resignada que tenía
que dejar de preocuparse por los demás y centrase solo en ella. Que para las
otras preocupaciones ya tenía a su familia.
Cambió porque a pesar de la feroz
lucha, de la pérdida del cabello, del malestar, de los vómitos, del cansancio,
fue capaz de sacar fuerzas de donde no había e irse de cena con su pareja; de
irse a un concierto solo porque tocaba el profesor de batería de uno de sus
amigos; de irse a un concierto de versiones de Bon Jovi, acostarse tarde y ser
capaz de irse al día siguiente a la sierra a pasar toda la jornada entre la
nieve;
Cambió porque ha sacado fuerzas
de donde no hay para seguir ayudando a su hija con los deberes; fuerzas de
donde no hay para diseñar y dirigir con éxito una reforma en la cocina de su
madre, que no por tener poco espacio es más fácil o menos puñetera que otras;
ha sacado fuerzas para poner un termo, una placa de inducción, un fregadero, un
lavavajillas y todo esto a la par que acompaña a su hija a patinar o a
gimnasia; que anima sin descanso a su pareja a que camine para que no esté tan
gordo; que llega a casa y se marcha ella también a caminar para seguir en
forma; que cuando llega a casa no se acuesta y prepara comidas, mochilas, ropas
y bocatas para el día siguiente;
Como veis, hay que ver cómo puede
cambiar el mundo de una persona al descubrir solo un 1% más de lo que hay…en su
universo.
Esta persona de la que hablo es
mi mujer, ejemplo de lucha y coraje. No es la única que lucha así contra la
bestia, y gana, pero es la mía y por eso
quiero hacerla este pequeño homenaje. Hoy acaba la radio. Hoy comienza el
futuro.